Job 36: Defensor de los oprimidos





Dios es grande, pero no desestima a nadie. Es poderosa la fuerza de su sabiduría. No concede vida al impío, pero a los afligidos otorga sus derechos.
No aparta sus ojos de los justos; antes bien, con los reyes los sienta en trono y los exalta para siempre.
Job 36:5-7


Al hablar de  Dios  Elíu se refiere a su grandeza. Dios Es poderoso, pero a pesar de su Gloria no menosprecia a nadie, actúa con equidad y justicia, por lo que deberíamos de considerar que, si Dios siendo grande y poderoso como lo es, no hace acepción de personas, sino que a todos trata por igual siendo justo y equitativo, ¿por qué nosotros no actuamos de la misma manera? En nuestras familias a veces no somos equitativos, muchos padres cristianos  cometen el error de no tratar de la misma manera a sus hijos, prefiriendo a unos sobre otros causando fricción y enemistad entre hermanos. En los trabajos, a veces por amistades o simpatías los reglamentos no son aplicados con el mismo rigor al igual que las gratificaciones por el buen desempeño  si las hubiere. En las iglesias, ¿por qué tratar de manera diferente a ciertos hermanos solo por pertenecer a un grupo social diferente al nuestro? ¿O por creer que son menos espirituales que nosotros? En general Dios con su ejemplo nos enseña cómo debemos actuar en cada ámbito de nuestra vida.
 

Su sabiduría es grande  y eficaz, Matthew Henry dice: “No piensa que se rebaja por tener consideración con el más vil de sus súbditos (v.5). Pensaba Job que su persona y  causa no obtenían de Dios la consideración debida ya que Dios no se aparecía inmediatamente a favor suyo”. A lo cual Eliú le contradice argumentando la equidad de Dios.


Dios  no alberga en sus pensamientos que pueda  rebajarse por ser amable y atento  incluso con el más   bajo moralmente hablando de sus ciudadanos, ¿por qué nosotros deberíamos sentirnos rebajados por tener ese mismo trato hacia lo más bajo de la sociedad? 


También es de pensar en la actitud que tenemos ante Dios cuando oramos y sentimos que la respuesta a nuestra oración  está tardando mucho, hay quienes llegan a pensar que Dios no contesta sus oraciones porque no los quiere de la misma manera que a otros.


No contempla a las personas que están en posiciones de liderazgo político o civil si estos son injustos, Dios no alarga la vida de los malvados, si está se prolonga es solo por causas naturales por lo que no podemos decir que es favor de Dios. ¿De qué sirve perder el tiempo preguntándonos por qué se alarga la vida de aquellos que hacen sufrir a otros? 


Dios defiende la causa de los oprimidos, dice el comentarista: “Si los hombres no defienden los derechos de los pobres, Dios sí que lo hace”. Dios ama a los oprimidos, por lo cual defenderá sus derechos. Como hijos suyos nos corresponde defender lo que Dios ama, los verdaderos hijos de Dios deberían ser los primeros en luchar por los pobres, los que son violentados en sus derechos, los que no tienen voz o medios para defenderse, muchas veces el pueblo evangélico renuncia de cumplir con este papel de defensores de los oprimidos por considerar que no le compete y cede esta bendición a otros grupos.





Sus ojos están sobre los justos, estos son los buenos súbditos a los cuales defiende y preserva. A veces los pone en lugares de honor y poder para ser enaltecidos para siempre. Como en el caso de José y sus hermanos  “Con el bien de los justos se alegra la ciudad, pero cuando los malvados perecen, se hace fiesta”. (Prov.11:10) El favor que Dios le otorgó a José no solo fue en beneficio para él mismo sino que se convirtió en una bendición  para los israelitas.


Es probable que en algunos momentos de nuestra vida, podamos a travesar por diversas dificultades, nos sintamos oprimidas e incluso desvalidas; pero Dios que no aparta sus ojos de nosotros, quien nos cuida y protege, y quien defiende nuestros derechos; nos librará de esas dificultades e incluso puede ser que a veces nos lleva a lugares o posiciones en las que seamos bendecidas materialmente o tengamos autoridad e influencia; en esas circunstancias no debemos olvidar que Dios nos ha llevado ahí para el bien común de muchos.



¿Te has encontrado en alguna circunstancia que sentiste que no se te trato con justicia y equidad en tu hogar, trabajo, o iglesia?

¿Puedes afirmar que en tu iglesia se trata de la misma manera a todos o hay elites?

¿Si llega alguien nuevo, con qué se encuentra? ¿Con una familia con los brazos abiertos o con un local en que se celebran eventos sociales?

¿Qué está haciendo tu iglesia en pro de la defensa de los derechos de los oprimidos? ¿Qué estás haciendo tú?


P.D. Muchas gracias por leer esta publicación, si sientes que ha sido de bendición para tu vida, por favor compartelo con tus amigas o las personas que consideres pueda sentirse igualmente bendecidas 

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