Dios no cambia




Porque yo, Jehová, no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Malaquías 3:6

De esta manera inicio Jehová la reprensión hacia el pueblo de Israel por la No entrega de sus diezmos y ofrendas (¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y aún preguntáis: “¿En qué te hemos robado?” En vuestros diezmos y ofrendas. Mal. 3:8)

Es por el hecho de que él no cambia, que Israel no ha sido destruido, por el cumplimiento de la promesa.

Las escrituras  nos dicen que Dios no cambia

Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. ¿Acaso dice y no hace? ¿Acaso promete y no cumple? Números 23:19

Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Hebreos 13:8

Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse. Santiago 1:17

A pesar de su pecado, Israel no ha sido consumido del todo por la fidelidad de Dios hacia sus promesas.

Al igual que Israel, es necesario que experimentemos un arrepentimiento genuino, que desemboque en acciones concretas, en frutos dignos de arrepentimiento, (Producid, pues, frutos dignos de arrepentimiento Mat.3:8)



Si nuestro arrepentimiento es genuino podremos observar la respuesta de Jehová  que se traduce en:

Misericordia: Dios tiene misericordia de sus hijos, es por eso que a pesar de tanta maldad en el mundo, Dios aún no lo destruye, esperando el arrepentimiento del último escogido para salvación.  (Que por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Lam. 3:22)

Limpieza: Cuando de corazón nos arrepentimos de nuestra maldad y rebeldía, Dios nos limpia, muchas veces ese proceso es doloroso, prácticamente seremos sacudidas por Dios, a modo de quitar todo lo que no sea bueno en nuestras vidas en Amos 9:9 ilustra ese proceso de limpieza interna que experimentamos con la limpieza del grano de trigo, el cual es colocado en una criba, que es como un tamiz que se utiliza para zarandear el trigo y separarlo de la paja o el polvo u otros objetos extraños no deseados, al “ahechar el trigo” este queda libre de suciedad, igualmente nosotras nos vemos limpias y libres de toda corrupción cuando Dios nos ha ahechado para sus propósitos (Porque, yo mandaré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en una criba sin que caiga un granito en la tierra. Amos 9:9)

Dadivas y dones perfectos: Somos objeto de las dadivas y dones de Dios, los cuales son perfectos, como él es perfecto. (Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación. Santiago 1:17)

Oración: Gracias Dios por ser el mismo ayer, hoy y siempre. Por tu misericordia, y por la garantía de saber que estarás conmigo siempre. Gracias por haberme limpiado de toda maldad y por el mayor de todos los regalos, la vida eterna.

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