Job 26: La revelación de Dios




12 Él agita el mar con su poder
y con su entendimiento lo hiere en su arrogancia.
13 Su espíritu adorna los cielos;
su mano traspasó a la serpiente tortuosa.
14 ¡Y estas cosas no son más que los bordes del camino,
apenas el leve susurro que oímos de él!
Pero el trueno de su poder, ¿quién podrá comprenderlo?
Job 26:12-14 (RV1995)

Tres verdades reveladas en la lectura de este capítulo y en especial en estos versos son:


1.     El poder de Dios es tan grande que ni los cielos y el mar pueden revelarse contra Él, sino que hacen lo que desea.

2.     Todo lo que se sabe sobre la soberanía de Dios es solo una pequeña muestra de lo que Él es en realidad.

3.     El ser mismo de Dios es incomprensible para el ser humano.


En la NVI, los versos 12 y 13 están unidos pues el pensamiento es el  mismo, haciendo referencia al poder de Dios que es capaz de limpiar los cielos y  agitar el mar.  Al buscar en el comentario a qué le llama el escritor Rahab, que según se lee es descuartizado por la sabiduría de Dios, encontré que las personas de esa época (el escritor por lo menos) creían en la existencia de un monstruo marino que causaba caos en los mares y era conocido con el nombre de Rahab algo así como el Kraken de la mitología escandinava; en el folclore judío, Rahab es el nombre de un demonio marino, un dragón del agua, el gobernante del mar. (Wikipedia).

La serpiente escurridiza es otro monstruo que se opone a la claridad del cielo, ambos son símbolos del orgullo y arrogancia (Matthew Henry). Como ambos son monstruos que representan la maldad en la forma de orgullo y arrogancia, también se les considera como símbolos de Satanás.  

Lo importante aquí es la conclusión de Job, que es realmente bella: todo lo que llegamos a saber de Dios es solo un roce superficial de lo que es y de su obra, nuestro conocimiento es igual a nuestra capacidad pequeña y superficial. El conocimiento pleno de Dios está reservado para el estado de nuestra futura gloria. 

La aplicación práctica que puedo extraer de esto, es que nosotros podemos cometer el error de dejar que dos monstruos provoquen caos en nuestras vidas, estos monstruos son el orgullo y arrogancia, que  pueden llegar a ser tan destructivos como un tornado o un ciclón, la pregunta es ¿De qué nos envanecemos? Al actuar como si supiéramos todo de Dios, como lo hacían los amigos de Job, pecamos de arrogantes, cuando vemos que lo que nos enseña la naturaleza y lo que está revelado en su palabra es solo una pequeña muestra de lo que Dios es. Solo hasta que seamos glorificados y vivamos con él en el cielo le conoceremos realmente, mientras tanto sabremos lo que  ha querido mostrarnos, y eso también es parte de su soberanía.

Para meditar:
Cuando hablas con alguien atribulado ¿a quién diriges tus palabras, al corazón herido del atribulado o a tus propios oídos?

¿Qué anhelas más fervientemente, el bien del que sufre o tu complacencia, su salvación o tu gloria?

¿Estás segura de que es el Espíritu el que te impulsa a ocuparte de actividades santas como servir en tu iglesia en un ministerio o ayudar a los necesitados, o dejas que te inciten motivos carnales como el deseo de ser popular  y  tener poder?

Oración: Padre, mantenme humilde para no olvidar que no lo sé todo de ti, cada día me enseñas algo nuevo, y aunque viviera mil años en este mundo no llegaré a conocerte a plenitud, sino hasta que me glorifiques; mientras tanto gracias por lo que día a día me dejas saber de ti. En el nombre de tu Hijo amado, amén


 

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