Job 18: El arte de escuchar



1 Respondió Bildad, el suhita, y dijo:
2 ¿Cuándo pondréis fin a las palabras?
Pensad, y después hablemos.
3 ¿Por qué somos tenidos por bestias
y a vuestros ojos somos viles?
4 Tú, que te destrozas en tu furor,
¿será abandonada la tierra por tu causa,
o serán removidas de su lugar las peñas?
5 Ciertamente la luz del impío se apaga
y no resplandecerá la llama de su fuego.
Job 18:1-5

Bildad le responde con amargura a Job.  Sus palabras son en extremo duras y lo hiere sin pensar que al actuar de esta manera, le estaba sirviendo a Satanás para causar más dolor a su amigo.  Bildad está cansado de escuchar a Job y lo calla, acusándolo  de hablar sin pensar, de ser un charlatán como antes lo había acusado Elifaz (ver cap.15: 2-3). Bildad estaba aburrido de escuchar a los demás y quería tener la oportunidad de hablar, así que interrumpe a Job, le  amonesta  y le dice que después de que razone sus palabras  discuta con ellos. (1-2). Al actuar de esta manera Bildad estaba siendo grosero e impertinente. Un defecto que  la mayoría de las personas no aceptan o reconocen  en ellos mismos. Es una norma de cortesía esperar su turno para hablar, por muy molesto que fuera el discurso de Job su deber era escuchar a su amigo y esperar su turno. El comentarista hace referencia al hecho de que en un tiempo Job tenía la última palabra en todos los debates (29:22) “Tras mi palabra no replicaban” entonces estaba en el pináculo de su poder y prosperidad, pero en ese momento de su vida estaba tan pobre y venido a menos que apenas se le permitía pronunciar palabra, y como si Job hablase precipitadamente, Bildad le dice: “Reflexiona y después hablemos”. Es como si se creyese que el valor de la palabra de Job estaba en su posición y no en lo que él era como persona.

Lo acusa de tratarlos como bestias y le cuestiona del porqué de ese trato,  además de verlos como villanos. (3) Dice Mathew Henry: Como si Job tratase a sus amigos con olímpico desprecio y descortesía, le dice Bildad ¿por qué nos tienes como bestias?
 Hay que reconocer que Job los había tratado de escarnecedores, imprudentes y faltos de compasión, pero no les había llamado bestias. Aquí vemos que Bildad lo acusa de ello, al parecer Bildad estaba utilizando esto de  motivo para  seguir atacando a Job, como él era severo en su trato pensaba que el otro actuaría de la misma manera.
Lo acusa de actuar con furor y causar desastres, de creerse tan importante como para que el mundo gire alrededor de él, y que la tierra que es habitada sea abandonada y que incluso hasta las peñas sean destruidas solo porque a él le va mal. Para Bildad, Job es orgulloso y arrogante al querer imponer su ley a la providencia divina. (4) Aquí también se da a entender que los amigos de Job tomaban como arrogancia que el creyese que en su caso no se había cumplido la ley de la providencia, es decir que no estaba pagando un justo castigo por su pecado.

El final del impío es la muerte. (5) El resto del discurso de Bildad está enteramente dedicado a describir la condición del malvado, y en él hay una gran dosis de verdad, pero no es verdad que todos los malvados la pasen mal en este mundo y tampoco es verdad que todos los que sufren hayan de ser tildados malvados. Por lo que al pensar de esta manera y aplicárselo con tanta facilidad a Job estaba siendo injusto.
Una de las lecciones que aprendo de este pasaje es que si estamos en medio de una discusión, y nos dejamos llevar por nuestros sentimientos, en lugar de ser asertivos, podemos causar heridas profundas en la o las personas con las que estamos en desacuerdo, dice Efesios 4:26,27 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,  ni deis lugar al diablo. Cuantos conflictos se resolverían si aprendiéramos  a ser claros, francos y directos, diciendo lo que se quiere decir, sin herir los sentimientos de los demás, ni menospreciar la valía de los otros. 



En segundo lugar a no ser impertinentes y aprender a escuchar por muy desagradable y exasperante que sea lo que estamos escuchando, y eso va más allá de la educación, tiene que ver también con empatía, es decir ponerse en el lugar de la persona que nos está hablando, tratando de entender las cosas desde su punto de vista. Y este es un error que cometemos (o por lo menos yo), no solo cuando estamos en medio de una discusión sino que en una conversación normal podemos caer en la situación de no permitir que el interlocutor de turno termine su mensaje
En tercer lugar, a no juzgar o darle un tono que no tiene a las palabras del otro, y en este sentido creo que las mujeres tenemos la tendencia a querer “descifrar los códigos secretos” de los mensajes que recibimos, siempre estamos pensando “¿Qué habrá querido decir con esto?”  O le damos  una connotación negativa a las palabras cuando en realidad  no la tiene. No hay que buscar motivos para discutir, sino más bien para hacer la paz.

Bildad tenía buenas intenciones, comenzó queriendo alentar a Job, pero dejó que sus emociones lo sobrepasaran y lo que comenzó como un intento de alentar a su amigo se convirtió en todo lo contrario.

Oración: Te adoro Señor  y te agradezco porque tú me escuchas, te pones en mi lugar y entiendes mis sentimientos. Ayúdame a actuar de la manera correcta si me encuentro en medio de una discusión, ayúdame a ser asertiva y promotora de la paz.

Para meditar:

1-    Piensa en una discusión en la que te hayas visto envuelta ¿Te dedicaste a hacer que   tus emociones, juicios y opiniones prevalecieran  más que la razón o fuiste asertiva?

2-    Evalúa la manera en que escuchas, ¿Qué actitud tienes al momento de escuchar a los demás? ¿Eres una oyente activa, demostrando que te interesan las ideas y sentimientos o te distraes con facilidad? 

Para su Gloria

Becky

Comentarios

  1. Excelente realmente debo desarrollar el hábito de escuchar

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