¿Por qué debo tener un tiempo devocional? (Artículo)
Juan Antonio Acevedo del ministerio Especialidades
Juveniles define el tiempo devocional como un tiempo diario de compañerismo personal con
Dios a través de la Palabra y la oración. Es un tiempo que apartamos intencionadamente
para tener un encuentro con él.
Según el columnista lo que nos impulse a apartar todos
los días este tiempo para leer la Biblia y orar debería ser el deseo de crecer
en nuestra relación personal con Dios, ya que es la única forma de conocerlo,
cultivar una amistad con él, amarlo y llegar a ser más como él.
Tal vez tú te estas preguntando ¿Por qué debo tener un
tiempo devocional si en mi iglesia hay pastores y maestros que enseñan la
Biblia? ¿En qué se basan todos los que dicen que debo apartar un tiempo para
leer la Biblia yo sola si ni la entiendo? ¿Por qué tengo que orar todos los
días?
En su artículo Importancia del tiempo devocional Acevedo detalla cuatro razones de peso del por qué debemos tener nuestro Tiempo devocional diario, vamos a revisarlas:
1. El Tiempo Devocional es para conocer a Dios por medio de la comunión con él. “Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el padre, y con su hijo Jesucristo. (1 JUAN 1:3). Cuando estás interesada en alguien y quieres conocerle, tu dedicas tiempo para cultivar esa relación, entras en comunión con esa amiga o amigo, es por esa comunión que tu llegas a decir “yo le conozco”, lo mismo sucede con Dios, no podemos decir que conocemos a Dios si no estamos en comunión con él, no es lo mismo decir “sé de Dios a yo conozco a Dios”
2. El tiempo devocional es para recibir dirección en cuanto a nuestras decisiones diarias, y así cumplir su voluntad en nosotros. “Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porqué a ti he elevado mi alma” (Salmos 143:8). “y esta es la confianza que tenemos en él, qué si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.” (1 Juan 5:14).
¡Cuántos errores dejaríamos de cometer o cuantos
problemas podríamos evitarnos si tan solo buscáramos la dirección de Dios
diariamente antes de tomar cualquier decisión! Aún más ¡Cuán importante es
anteponer la voluntad de Dios sobre la nuestra a la hora de decidir! Nosotras
podemos apropiarnos de esta palabra y depositar nuestra confianza en que Dios oye nuestras oraciones SI pedimos
conforme a SU voluntad, y no la nuestra, es una promesa con una condición y
es por medio de la comunión con El que llegamos a conocer su voluntad.
3. El tiempo devocional es para llevar nuestras necesidades a Dios y así
depender de él.
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” (Filipenses 4:6) “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16)
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” (Filipenses 4:6) “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16)
En Fil. 4:6
Pablo nos asegura que nuestras oraciones serán atendidas. (Ver también Ef.3:20).
Es cierto que Dios sabe de lo que carecemos; no oramos para informar a Dios, sino
que lo hacemos porque necesitamos
confesar nuestra miseria, al respecto Mathew Henry escribió: “¡Qué gran
lección de psicoterapia! ¡Y cómo está este elemento intimo unido a nuestra
actitud hacia los demás! Dice Lensky a menos que podamos desembarazarnos de
nuestras preocupaciones antes de que ellas nos perturben, nuestro gozo cesará y
esta condescendencia noble y bondadosa habrá de desaparecer”.
En otras
palabras la oración incluso llega a ser terapéutica para nosotros porque
permite que nos desahoguemos y qué mejor que hacerlo ante el mejor de todos los
psicólogos Dios mismo.
En Hebreos 4:16
se nos exhorta a acercarnos con toda
familiaridad al trono de la gracia. En ese trono de la gracia podemos alcanzar
misericordia, (La Gracia de Dios en el perdón de nuestros pecados Ro. 5:15)
y hallar gracia, el poder, para el
socorro oportuno (Lit. gr. Eukairon boétheian), es decir, el auxilio divino
que necesitamos en momentos de prueba, de flaqueza o de apuro.
Cuando pasamos
por pruebas, nos sentimos débiles, apuradas sin saber que hacer; podemos con
confianza exponérselo a Dios en oración, podemos clamar en intimidad diciéndole
“Señor ayúdame porque yo sola no puedo, ya no tengo fuerzas” ¡qué bonito es
saber que podemos depender de Dios en momentos como esos y que podemos confiar
que Él nos dará las fuerzas necesarias
para seguir adelante!
4. El tiempo devocional es para capacitarnos para producir fruto. “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.” (Juan 15:4)
Los
que se allegan a Cristo han de permanecer en El. Mediante esta comunión, la inmanencia,
es decir la esencia o sustancia de
Cristo en nosotras es segura, porque la comunión de Cristo con los suyos nunca se rompe por el lado de él. (Solo
por el lado nuestro) El brote del pámpano está en la cepa, y la savia de la
cepa permanece en el pámpano y, de este modo, siempre hay una constante comunicación
entre ambos. Y es por medio de esa constante comunicación que el pámpano (es
decir nosotros) es capaz de llevar fruto. Queremos llevar vidas fructíferas entonces
tenemos que estar capacitándonos constantemente para hacerlo y es mediante la
comunión con Dios que lo logramos, ahí radica la importancia del tiempo
devocional.
Fuentes:
ACEVEDO, JUAN ANTONIO
(2011) Importancia del tiempo
devocional (Artículo) [En línea] disponible en http://www.especialidadesjuveniles.com/recursoslistado.asp?pag=1&total=13&id=15&rec=0
[Accesado el 8 de julio de 2016]
HENRY, MATHEW (1999) Comentario
bíblico de Mathew Henry, obra completa sin abreviar. Traducido y adaptado al
castellano por Francisco Lacueva, Editorial CLIE, Barcelona
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