Job 19: ¡Mi Redentor vive!
25 Pero yo sé que mi Redentor vive,
y que al
fin se levantará sobre el polvo,
26 y que después de deshecha esta mi piel,
en mi
carne he de ver a Dios.
Job
19:25-26
Pero yo
sé que mi Redentor vive, y que al fin se levantará sobre el polvo (25) Aunque cuando Job
habla de Redentor esta refiriendose a Dios Padre, a la luz de todas las Sagradas Escrituras, el tema central es la persona y la obra de Cristo, y su papel redentor.
Investigando un poco más acerca de la redención
y el papel del redentor encontré lo
siguiente: Los israelitas llamaban redención al acto de vengar la sangre de un
pariente; y al que lo hacía llamaban redentor (Num. 35: 12, 19, 21,27; Deut.
19:6, 12,13).
También llamaban redención al acto de pagar para
que dejaran en libertad a uno que estaba vendido, era también redimir o
rescatar (Lev. 25:48). Redentor era así mismo el que compraba las tierras de un
pariente difunto, para que no se perdieran (Rut 4:1-7).
Entre los israelitas se podía redimir la vida de
una persona o de un animal, como en el caso de los primogénitos (que a Dios que
había que entregar) para ello había que pagar un precio, el cual se debía
entregar a un sacerdote (Exo. 13: 13,15; Lv. 27:27; Num. 18:15,16)
En su obra a
favor de los hombres, Dios es redentor por excelencia. La liberación de los israelitas de la
esclavitud en Egipto es un acto de redención (Ex. 6:6) de parte de Jehová Dios.
La idea principal en la redención es
soltar o liberar. El pecado mantiene al hombre en servidumbre y por tanto, la
salvación incluye el liberarlo de esa esclavitud.
Volviendo a Job
encontramos en estos versos una confesión de fe. Al expresarse de esta manera, él está mostrando
su seguridad absoluta de que Dios ha de ser finalmente su vindicador
(defensor/protector). La palabra hebrea utilizada es Goel que se utilizaba para
referirse al pariente más próximo a quien la Ley confería el derecho y deber de
defender y reivindicar.
Job sabe que su vindicador (Dios) vive, es decir
que es inmortal; a diferencia de él que es un moribundo. Dios en el que espera, al no
morir, llegará un día en que se alzará para intervenir en defensa de Job, sobre
el polvo que muy probablemente se
refiere al sepulcro.
y que
después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios (v.26) Job está seguro de que aún deshecha su piel
desde su carne verá a Dios. Ver a Dios significa en general en la Biblia
experimentar el auxilio benéfico de Dios
por una intervención suya o actuación de su poder. Por lo que se puede
concluir con seguridad que Job sabe (hebreo yadati es decir que conoce por la
experiencia que tiene de Dios) que Dios ha de actuar un día en favor suyo para
salir en defensa de la integridad de Job, negada y atacada por sus amigos.
El mismo Redentor de Job es el mío, quien pago
un precio por mí, me ha liberado de la esclavitud del pecado y actúa en favor
mío para defenderme y protegerme. Aunque llegaran a despojarme de todo en este
mundo, de bienes, de mi familia, aunque
incluso mi cuerpo sea destruido, Dios me levantará del sepulcro y le veré cara
a cara.
Oración: Dios
gracias por redimirme de la esclavitud del pecado, tú eres mi amparo y
fortaleza.
Para meditar:
¿Recuerdas una situación en tu vida en la que
experimentaste el auxilio benéfico de Dios?
¿Puedes decir con la misma seguridad de Job mi
Redentor vive?
Castillo
fuerte:
Castillo
fuerte es nuestro Dios,
Defensa y
buen escudo;
Con su
poder nos librará
En este
trance agudo.
Con furia
y con afán
Acósanos Satán;
Por armas
deja ver
Astucia y
gran poder;
Cual él
no hay en la tierra.
Nuestro
valor es nada aquí,
Con él
todo es perdido;
Más por
nosotros pugnará
De Dios
el Escogido.
Es
nuestro Rey Jesús,
El que
venció en la cruz,
Señor y
Salvador,
Y siendo
él solo Dios,
El triunfa
en la batalla.
Aunque estén
demonios mil
Prontos a
devorarnos,
No
temeremos, porque Dios
Sabrá
como ampararnos.
Que
muestre su vigor
Satán, y
su furor;
Dañarnos no
podrá
Pues condenado
es ya
Por la
Palabra Santa
Esa
Palabra del Señor
Que el
mundo no apetece,
Por el Espíritu
de Dios
Muy firme
permanece.
Nos
pueden despojar
De bienes,
y hogar
El cuerpo
destruir,
Más siempre
ha de existir
De Dios
el Reino eterno
(autor:
Martín Lutero, escrito en 1529)
Gracias por compartir La Palabra de Dios.
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